lunes, 21 de enero de 2013

EL FALSO RENDIMIENTO DE LOS NIÑOS DEPORTISTAS




En edades infantiles, cuando vemos un partido de fútbol o cualquier otra competición, hay ciertos niños que sobresalen del resto, no porque sean realmente buenos, sino porque su edad morfológica se adelanta a su edad cronológica y por tanto “falsean” ese aparente buen rendimiento que hace pensar a muchos que llegarán a ser figuras del deporte.


En el desarrollo físico de nuestros niños tenemos que tener siempre presente que la evolución no es siempre homogénea ni se da por igual en todos, ya que hay ciertos condicionantes genéticos y raciales que hacen que unos niños se desarrollen antes que otros. Es raro no ver cada fin de semana, en un terreno de juego de fútbol o baloncesto base, cómo hay equipos en los que algunos jugadores parecen auténticos niños y otros ya parecen adultos consolidados. Es de lógica por tanto que el rendimiento, en cuanto a fuerza y velocidad, sea mucho mayor en los que más desarrollo motor tienen y “falseen” por tanto su rendimiento.
Haciendo un símil, podemos comparar esto con el cuento del patito feo, en el que nadie apostaba porque un pato pequeño y menudo iba a ser luego un gran cisne; y es que, deportistas que no tienen un gran físico en etapas infantiles, pueden desarrollarlo en su etapa adulta, como consecuencia de haber igualado su desarrollo al del resto de compañeros. Lo importante para los entrenadores, por tanto, será adecuarse al grado de desarrollo de cada niño y no forzar de una manera antinatural rendimientos tempranos.
Con lo anteriormente expuesto,  pretendo hacer reflexionar a los padres de los niños que ven a sus hijos muy por encima o muy por debajo de sus compañeros, y decirles que, como con el cuento del patito feo, no todo es lo que parece.
Podemos concluir diciendo que, más que el físico del niño deportista, la principal cualidad a valorar sería la técnica y la predisposición a entrenar que tiene el niño en ese momento.